viernes, 11 de septiembre de 2009

Que se abran las compuertas


El proyecto de nueva ley de medios audiovisuales no es moco de pavo, no es un simple árbol perdido en el bosque, por el contrario, quizás estemos ante el árbol más alto de ese bosque, el que nos facilite abrirnos paso en el marasmo de la lucha de clases por lograr una más justa distribución de las riquezas, para pelearle al hambre y la desigualdad en mejores condiciones.
El proyecto hace a la lucha de ideas porque estamos hablando de cómo difundirlas más ampliamente, de ganarle por fin una batalla al cerco monopólico informativo del capital concentrado, asunto sobre el cual no podemos quedar al margen. Hay que arrasar con la ley de la dictadura que en el manejo de medios solo impuso el interés del lucro capitalista y le cerró el sendero a lo que podíamos decir desde el campo popular.
Sufrimos varios, muchos de nosotros, cárceles y persecuciones, sufrimos la desaparición de más de un centenar de periodistas, a Rodolfo Walsh nada menos, y recuerdo aquel momento oscuro en el cual un “grupo de tareas” asaltó la redacción de “Informe” y asesinó al compañero Román Mentaberry, todo por la lucha de ideas, ellos para impedirnos la palabra, nosotros porque gritábamos las verdades y pretendíamos llegar a las entrañas del pueblo a toda costa.
No, después de pasar censuras, prisiones, castigos, no podemos hoy quedar al margen de esta pelea por acabar con el monopolio de la información. Y no solo dar pelea, debatir, proponer, participar, sino algo más pensando en la construcción del futuro: formar a los nuevos cuadros políticos y militantes del periodismo, formar cientos y cientos de difusores y de técnicos que aprendan las maneras científicas de llegar con el mensaje a las poblaciones.
Es hora, compañeros, de apoyar la aprobación de la ley y prepararnos para abrir espacios nuevos, en cada rincón del territorio, para la difusión de las ideas de la liberación, de la integración de los pueblos, de la igualdad social, de la soberanía y de la reconquista del patrimonio nacional usurpado con la complicidad del monopolio informativo. El proyecto tiene imperfecciones, en el debate deberemos ponerle una valla a la pretensión de abrirle paso a nuevos monopolios, debemos lograr que el lucro y las leyes del mercado no le cierren el camino a las voces que asoman desde los movimientos sociales, culturales y políticos. En torno a estos puntos deberemos consensuar, negociar el mayor apoyo posible en el Parlamento para que se conviertan en ley. No me gusta que en el proyecto se les abran nuevas puertas al negocio de los monopolios telefónicos. Habrá que cerrárselas en la pelea dentro y fuera del Congreso. Queremos que finalmente triunfen los 21 puntos elaborados en los foros de consulta. Y cabalgando en estas posiciones, tenemos que ser parte de la conjunción de fuerzas para acabar con esta ley de medios de la dictadura. Habrá que ir luego por otra ley dictatorial que aun sobrevive: la de entidades financieras.
Por fin tenemos ante nosotros la posibilidad de desinflarle el monopolio de 264 licencias que tiene el Grupo Clarín. Y no solo eso, también desinflar a los demás grupos de concentración, como el de Haddad, o el de Manzano-Vila y los de las oligarquía de las provincias que acaparan todo el manejo informativo. Los comunistas hemos estado en la lucha por la difusión de ideas desde el nacimiento del Partido. Editamos nuestra prensa en la legalidad y en la clandestinidad. Sufrimos la persecución milica más años que los de una generación. Hasta en el monte tuvimos imprentas para sortear las censuras fascistas.
Es bueno que hoy recordemos esas luchas por hacernos sentir. Y es con memoria y con larga militancia y experiencia acerca de lo que es censura y represión, vivimos de manera muy especial este instante: la nueva ley de medios entró al Congreso y nosotros estamos ahí, participando, empujando para que sea realidad, para derrotar a la desinformación, para que se abran los senderos de la expresión del pueblo.