viernes, 30 de julio de 2010

Nuestra Tarea!! (editoria Nuestra Propuesta 30/7)

Cuando, según Fukuyama, estábamos asistiendo al entierro de una época del mundo dominada por la lógica del conflicto, para dejar paso a la entrada en la era de la expansión ilimitada y definitiva del mercado y de la democracia liberal, sucede una crisis civilizatoria de carácter inédito que hace tambalear al capitalismo en su conjunto. Por lo tanto, su conveniencia como teoría y como práctica, su lógica egocéntrica, xenofóbica, genocida y depredadora están puestas en fuerte duda y deben ser superadas por la humanidad.
Para los comunistas es el desvelo principal ponerse al servicio de esta tarea gigantesca, el desarrollo del camino poscapitalista. Y hace falta entonces plantearse objetivos y organizar su realización. Ser comunista, ser de izquierda, requiere la capacidad de mantener una línea de cambio social, una transición que consideramos firmemente debe ser socialista.
No podríamos pensarla sin tener en cuenta el contexto político mundial y en particular el de nuestra región, por otra parte, cargado de oportunidad histórica enfilada a la modificación colectiva nuestramericana. Tampoco es posible ignorar los peligros en el orden internacional y las acechanzas en Latinoamérica, para lo que es necesaria una fuerte acción de internacionalismo solidario, que no tiene que esperar, que debe practicarse constantemente, y sabemos hacerlo. Por cierto no sirve una lectura simplista, es en la complejidad de estas experiencias de nuestros pueblos hermanos que hemos de encontrar el camino liberador.
Esa misma diversidad es la que tenemos en cuenta al pensar las transformaciones imprescindibles en nuestra Patria, que no pueden plantearse al margen del proceso que transcurre a diario, ya sea desde el punto de vista del gobierno, el de la oposición, las derechas y sus numerosos matices, el de los sectores progresistas, democráticos, de izquierda o revolucionarios.
Una cuestión que surge de inmediato es la de superar las características propias de una ciudadanía restringida, expresadas en la democratización de los medios de comunicación y en la liquidación de las restricciones a la legislación de los partidos políticos, una brega que no tiene que esperar, y puede ser puesta en práctica por todos y cada uno en los sectores populares.
Otra esfera de acción es la lucha consecuente contra los lazos de la dependencia, que nos llevan a coexistir, por ejemplo, con la amenaza militar norteamericana y la imposición de una “legislación antiterrorista” copia del Acta Patriótica de EE.UU., cuya derogación tiene que ser bandera de lucha por estas horas.
Las reivindicaciones elementales, los salarios y jubilaciones, la educación, la salud y la vivienda dignas, son parte de la experiencia adquirida de lucha de nuestro pueblo, de la que los comunistas somos activos partícipes, nos demandan no demorar estas luchas y sabemos hacerlo.
Necesitamos superarnos para aportar a la construcción de una fuerza política nueva en estas condiciones, lo que requiere del ejercicio de la madurez política del campo popular, de sus partidos, de sus movimientos sociales, de sus iglesias de intención liberadora, de sus organizaciones sindicales combativas, de los independientes comprometidos en la constitución de esta alternativa política, autónoma, para no retrasar la posibilidad de una salida a los problemas argentinos más urgentes y abrir paso a los cambios, lo que es absolutamente necesario y posible.

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